
La historia que les voy a contar ha sido modificada para preservar la identidad/intimidad de las personas implicadas. Consideramos que es importante provocar reflexión para contribuir con el fortalecimiento de la lucha por la vida humana en aquellos casos donde inclusive la justicia nos da la espalda.
En un humilde pueblo al norte de Cochabamba, Bolivia, rodeada de extensas montañas con una hermosa y abundante vegetación tropical boscosa, Karina camina desesperada por las tranquilas calles de su barrio de regreso a casa, tiene 3 meses sin haber tenido menstruación y precisamente hace tres meses tuvo su primera relación sexual, fugaz y alocada como suelen ser (después de aquello no volvieron a dirigirse palabra alguna), sobre la mesa de un aula que estaba vacía en el colegio donde estudiaban.
Karina descubrió su embarazo a los tres meses de gestación.
Karina, consciente de tener un ser humano en su vientre que corre el riesgo de ser abortado por orden directa de su madre de hierro, se emancipa.
Adolescente que a pesar de saber que le espera un futuro de gran sacrificio, compromiso y pertenencia indisoluble a un nuevo ser humano, se abandona al derecho que tiene su hijo de vivir.
A los seis meses de su embarazo regresa a casa de sus padres y le cuenta la noticia. ¿Por qué no me lo habías dicho ante?, ¡vamos a abortar al niño! dice la madre. ¡No! fue la única e inamovible respuesta de Karina.
Hoy Danielito es cuidado por la que una vez pretendía ser su verduga; su abuela, amargada aún por aquella intención, sabe que Danielito es de lo mejor que la vida le ha regalado.
Hoy, Danielito con su enorme sonrisa, cara redonda y graciosas ocurrencias es motivo de alegría y superación para aquella familia.
En un humilde pueblo al norte de Cochabamba, Bolivia, rodeada de extensas montañas con una hermosa y abundante vegetación tropical boscosa, Karina camina desesperada por las tranquilas calles de su barrio de regreso a casa, tiene 3 meses sin haber tenido menstruación y precisamente hace tres meses tuvo su primera relación sexual, fugaz y alocada como suelen ser (después de aquello no volvieron a dirigirse palabra alguna), sobre la mesa de un aula que estaba vacía en el colegio donde estudiaban.
Karina descubrió su embarazo a los tres meses de gestación.
Karina, consciente de tener un ser humano en su vientre que corre el riesgo de ser abortado por orden directa de su madre de hierro, se emancipa.
Adolescente que a pesar de saber que le espera un futuro de gran sacrificio, compromiso y pertenencia indisoluble a un nuevo ser humano, se abandona al derecho que tiene su hijo de vivir.
A los seis meses de su embarazo regresa a casa de sus padres y le cuenta la noticia. ¿Por qué no me lo habías dicho ante?, ¡vamos a abortar al niño! dice la madre. ¡No! fue la única e inamovible respuesta de Karina.
Hoy Danielito es cuidado por la que una vez pretendía ser su verduga; su abuela, amargada aún por aquella intención, sabe que Danielito es de lo mejor que la vida le ha regalado.
Hoy, Danielito con su enorme sonrisa, cara redonda y graciosas ocurrencias es motivo de alegría y superación para aquella familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario