16 de septiembre de 2008

Viajero, maleta ligera


Gracias a Dios he tenido la oportunidad de visitar varios países, entre los que se encuentran: Suiza, Roma, Alemania, Francia, Viena, Holanda, Portugal, España (con permiso de estancia para estudio), he observado detenidamente el comportamiento de las personas y de esas experiencias he sacado algunas conclusiones:

• No vayas a buscar lo que conoces, ve con la mente abierta a descubrir un mundo de colores, sabores y olores, ¡observa!
• Intenta compenetrarte con las personas que son de allí, ¡sonríe!
• Trata de comprender sus costumbres, ¡pregunta!.
• Observa la naturaleza, huele la naturaleza, son de las pocas cosas que quedan en tu memoria, ¡vive!.

Cuando estuve de paso por Lisboa este verano, presencié una escena que me ha llamado mucho la atención y en estos momentos quiero compartirla con ustedes.

Estábamos en una cafetería, las cafeterías allí suelen tener una rica oferta de repostería de hecho no había visto nada parecido, se acercan tres señoras, turistas por su aspecto y le piden al dependiente pan pero de la marca Bimbo, al enterarse las señoras que allí no había pan Bimbo salen decepcionadas de la cafetería entre murmullos y lamentos.

Vivir desde lo inesperado, desde lo "táctico" como aprendí cuando era pequeño en un grupo de jóvenes aventureros, vivir con los brazos abiertos a la vida, vivir desde la alegría, vivir desde la aceptación de la realidad, nos hace seres más felices, más sencillos, menos superficiales, menos plásticos. No quiero que me mal interpreten, pero esto no quiere decir quedarse con los brazos cruzados.

Quiero añadir una nota muy interesante del autor del libro "Libertad Interior", Jacques Philippe:

Existen tres actitudes posibles frente aquello de nuestra vida, nuestra persona o nuestras circunstancias, que nos desagrada o consideramos negativo.
• La primera es la rebelión, que no hace más que añadir un mal a otro mal, es fuente de desesperación, de violencia y resentimiento.
• La segunda es la resignación: como me doy cuenta que soy incapaz de cambiar tal situación o cambiarme a mi mismo, termino por resignarme.
• La tercera es la aceptación, "dentro de mí se alza el presentimiento de que algo positivo acabará brotando de ella.

Cuando somos capaces de quitar nuestros prejuicios, nuestros temores y al acercamos a las personas que son diferentes a nosotros y compartimos con sed de curiosidad, con la mente como una tabla rasa nos enriquecemos de manera espectacular.

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