17 de octubre de 2008

Mi cultura


En la noche después de haber realizado todas las actividades que teníamos programadas, los hombres de aquel lugar nos prepararon una pequeña fiesta.


Aquel poblado no estaba electrificado, las personas se valían de velas y otros objetos para iluminar sus casas de madera, al llegar a la casa donde los anfitriones nos habían organizado la velada nos encontramos con personas muy amables y de inmediato varios músicos con acordeón, güirra, tambora en mano comenzaron a tocar con maestría y espíritu indomable nuestra música típica: perico ripiao (merengue muy rápido), el cansancio después de una dura jornada no existía, problema era un tema prohibido, todos comenzamos a bailar sin parar. Solo recuerdo los incesantes movimientos que hacíamos en medio de la oscuridad en una habitación muy estrecha, el sudor, el sonido de los instrumentos, la respiración agitada, todos estuvimos sumergidos en una especie de éxtasis.

Que bonito es pertenecer a una cultura radiante en valores y originalidad, donde prima sobre todo la esperanza matizada por la alegría exuberante de nuestra música.

Campamento "Felices con Don Bosco 2004" en esta ocasión fuimos distribuidos por distintas comunidades del municipio de Jarabacoa, a mi y a varios chicos/as nos tocó ir a "La Lomita", pueblo que como su nombre lo indica está arriba de una gran loma (montaña).

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