12 de octubre de 2010

Peor que el Niágara en Bicicleta

Pasada las 12:00AM del 11 de octubre de 2010, la policía le pide a las personas que frecuentan el parque Braulio Álvarez que se retiren y vayan a sus casas. La presencia policial es fuerte debido a los disturbios provocados y la gran contaminación acústica que allí se daba semanas atrás. Juan, un joven que trabaja en unos de los locales (drink), con escoba en mano, es forzado para que suba a la camioneta (apresado, sin motivo alguno), él se resiste y en el forcejeo recibe un macanazo en la nariz que le aturde y provoca gran hemorragia. Juan sale despavorido cuando de repente tropieza con el palo de su escoba cayendo y provocándose una herida abierta de al menos 1 pulgada de largo. Juan está sumamente nervioso, le abrimos la puerta de mi casa para que entre.

Tiene miedo y no se quiere quedar sólo.

Teníamos a un chico en un estado casi de shock, sangrando abundantemente, gimiendo de dolor, nuestro carro estaba bloqueado en el parqueo, mi familia no me dejaba salir en taxi con el chico porque yo corría mucho peligro (hay mucha gente antisocial molesta conmigo por las movilizaciones barriales en contra del caos del parque), el 911 sirve para poca cosa y, a las clínicas hay que llevar el dinero primero y luego el paciente.

Juan se tranquiliza, le limpiamos las heridas, le ponemos curitas, le preparamos una cama y Juan se duerme.

En la mañana de ese día le llevamos al Centro Médico Municipal que queda en la 27 de Febrero después de la bomba Shell. El médico le dice que se suba a la camilla, le hace un par de pregunta, sale y entra y nos dice que la llave de la farmacia está perdida, le quita la curita que le puse en la barbilla y le echa alcohol con un algodón, nos da una receta y nos dice que tampoco tiene medicina, que vayamos a una botica popular, luego nos despacha.

Esto está peor que el Niágara en Bicicleta!

No podemos continuar así, necesitamos de policías que salvaguarden los Derechos Fundamentales de todas las personas, inclusive, de aquellos que quebrantan la ley (que no es el caso de Juan). Necesitamos de un servicio de Salud que cumplan por lo menos, con los requisitos mínimos de calidad.

Juan no se quedó con los brazos cruzados, a pesar de ser pobre y dormir en la calle. A pesar de ser analfabeto, él sabe que el Estado tiene que protegerle y garantizarle sus Derechos, que el Estado tiene que actuar y sancionar porque ha habido injusticia, por esta razón acudió a la fiscalía barrial de Villa Consuelo con el Magistrado Gabriel Suero Moquete el cual le atendió como todo un caballero al brindarle toda la información necesaria para que actúe y defienda sus Derechos.

Esto no cambiará si somos cómplices y nos quedamos con la boca cerrada. El miedo no nos puede paralizar.

¡Defiende tus Derechos y de quienes menos pueden!

Nota: El nombre del afectado ha sido modificado para mantener su anonimato.

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