15 de septiembre de 2010

Sé a dónde voy


Sé que muchas personas no se sentirán muy a gusto con mis últimos artículos y mis mensajes que comparto por Twitter y Facebook. Pensarán que soy un tipo que sólo ve lo negativo, un tipo estresado y triste, pero es todo lo contrario (salvo el estrés).

Gracias a Dios tengo una familia que me respeta, que respeta lo que pienso y lo que hago, que me apoya con sus cuidados y detalles, que confían en mí y me hacen saber que lo que hago y cómo lo hago está bien para mí y el prójimo.

Es cierto que quejarse, criticar, exigir, juzgar las cosas, producen ciertas incomodidades, pero esas incomodidades no son ajenas al deber y a la misma naturaleza del ser humano. Si permitimos que los que nos representan en la sociedad, hagan uso a diestra y siniestra de su poder y los recursos que nos pertenecen a todos, nunca creceremos como nación y la exclusión seguirá siendo el mismo círculo vicioso de hace siglos.

Ni el temor, ni la ambición, ni la maldad será mi punto de partida. Lo que me mueve son mis valores.

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