25 de noviembre de 2013

Saliendo de los guetos

Imagen: omiusajpic

He tenido prolongados debates con diversas personalidades acerca de la Sentencia TC/0168/13. Conocedor del estilo de vida de miseria e indefensión en el que viven los principales afectados-beneficiados de la Sentencia y desde el punto de vista académico, he optado por defender la sentencia, a sabiendas de su carácter drástico pero menos malo que no hacer nada. Prefiero que todas aquellas personas (cifra no conocida) obtengan sus papeles, a que 13.637 personas que obtuvieron documentación de manera fraudulenta mantenga la nacionalidad y a pesar de que los verdaderos responsables no aparecen en los créditos de este triste y desgarrador drama. 

Para transformar la sociedad se requieren políticas, LEYES... Ninguna ONG ha transformado de manera cuantitativa y decisiva la vida de los inmigrantes irregulares residentes sobre todo en los bateyes. Basta con mirar la gran cantidad de proyectos desarrollados por las ONGs a través de décadas  y la peregrinación de miles de jóvenes de todos los rincones del mundo con deseo de ayudar. ¿Se ha visto algún cambio significativo?. La transformación social viene sobre todo de ARRIBA. Se habla de empoderamiento, pero la realidad es que las decisiones la toman los políticos. Esa es la realidad.

A diferencia de prácticamente todos los profesionales con los que he discutido que están en contra de la Sentencia; pienso que mediante la definición del estatus migratorio y la posterior regularización, las probabilidades de tener una vida más digna para miles de personas entrarán en el tablero de juego. Con las mismas reglas para todo. Quiero pensar que así sucederá.

Ojalá y las pesimistas predicciones de las voces de los humanistas, de los anarquistas y de los políticos oportunistas y su prole,  sea errónea porque no hay vuelta atrás.

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